
En un país monotemático, bien vale la pena hablar de algo bueno
y promoverlo, edificarlo, hacer que sea una realidad. Por esta razón un día se movió entre algunas instituciones el interés por algo que, por sus propias caractirísticas se convierten en una diferencia visible en Colombia: El buen trato es igual que una semilla que se siembra y crece paulatinamente, el Convenio del Buen Trato nació en 1996, como una alianza suscrita entre la Asociación Afecto, la Fundación Fes, la Fundación Restrepo Barco, la Fundación Rafael Pombo y Casa Editorial El Tiempo, para encaminarse por el derrotero que se expresa en el nombre de esta iniciativa interinstitucional.
Estas instituciones comparten un propósito que intenta reconstruir esa buena costumbre que es el buen trato entre las personas, desde el momento más propicio para ello, es decir, desde la infancia. Con elementos como los contenidos en la Convención Internacional de los Derechos del Niño y la Constitución Nacional Colombiana, que consideran a los niños como sujetos plenos de derecho, donde el maltrato es una flagrante violación a tales derechos, se constituyó entonces el espíritu y la voluntad de trabajar en coordinación desde frentes diferentes para destacar esa prioridad nacional que consiste en la promoción de una cultura del buen trato.
